«La teoría del diseño inteligente es como el Nescafé, instantánea"
GARA 13/02/2007
Joseba VIVANCO
Entre el 40% y 50% de la población estadounidense acepta que un Dios creó la vida en seis días. El riesgo de ese pensamiento radica en que de ser una creencia religiosa, en los últimos años se está intentando consolidar como una evidencia científica y no sólo en el país norteamericano, sino también más allá de sus fronteras. Es el llamado creacionismo o, de manera más sibilina, teoría del diseño inteligente: un ser superior diseñó la Tierra y lo que habita sobre ella. Antonio Lazcano estuvo ayer en Bilbo, donde ofreció una conferencia titulada «El origen de la vida» en el marco de una jornada para conmemorar el Día de Darwin, organizada por la asociación Círculo Escéptico.
Y Dios creó al hombre a su imagen y semejanza...
Que también pudo ser al revés...
El origen de la vida. ¿Sabemos ya de dónde venimos o sigue siendo uno de esos misterios insondables?
Nunca vamos a saber con detalle cómo surgió la vida en la Tierra, como nunca sabremos con exactitud cómo se dieron la mayoría de los eventos evolutivos. Sin embargo, tenemos una teoría apoyada en multitud de resultados y observaciones derivadas de muchas disciplinas científicas. Esta teoría sugiere que las primeras formas de vida surgieron de una mezcla compleja de compuestos orgánicos que se sintetizaron y acumularon en la Tierra primitiva. Reconocemos una serie de etapas intermedias, como el llamado mundo del ARN, que seguramente fue anterior al surgimiento del ADN y las proteínas mismas.
Por cierto, aunque como científico no le gustará hacer de visionario... ¿hacia dónde vamos?
Las predicciones del futuro suelen ser caricaturas del presente. Además, el futuro ya no es como era antes.
Hay quien piensa que el futuro está fuera de la Tierra. ¿Debemos insistir en buscar vida en el espacio o es una pérdida de tiempo y dinero?
Como le gustaba subrayar a mi amigo Carl Sagan, se gasta más dinero y tiempo en la producción de armas de destrucción masiva...
Explicar la teoría de la evolución de las especies con el recurrido ejemplo de la jirafa cuyo cuello se ha ido alargando con el paso de cientos o miles de años para alcanzar las hojas de los árboles, ¿es una simplificación errónea?
La manera en que plantea el ejemplo del cuello de las jirafas, -que no es sino una nota de pie de página en un texto de Lamas, uno de los precursores más entrañables de Darwin-, es errónea y demuestra la realidad de su pregunta: la necesidad de difundir y enseñar la teoría de la evolución a todos niveles. No hacerlo nos condena a una visión parcial de la realidad, y más vale que comprendamos el mundo en el que nos movemos.
Una figura en el campo mundial de la biología como Lynn Margulis dijo: «Soy darwinista, pero no neodarwinista». ¿La teoría de Darwin ha sido superada o sigue sentando las bases de nuestro pasado?
La teoría de Darwin, como todas las ideas científicas, se ha ido refinando con el tiempo. A lo que se refería mi queridísima amiga Lynn Margulis es a que el neodarwinismo, que es un poderoso movimiento intelectual que surgió en la primera mitad del siglo XX, pudo conjuntar la idea de la selección natural con la genética mendeliana, pero ahora sabemos que para comprender el mundo de lo vivo es necesario incorporar otras ideas, precisamente como la simbiosis.
¿Y qué explica la idea de la simbiosis?
Se puede definir como la asociación temporal o permanente de individuos de dos o más especies en el mismo espacio ecológico, y que pueden llevar a coevolucionar. Aunque algunos agregarían la idea de beneficio mutuo, Lynn Margulis ha señalado, con justeza, cómo en muchos casos lo que comienza como una relación parasitaria o de depredación, con el tiempo puede evolucionar hacia una relación de coevolución.
¿Pero la «selección natural» sigue siendo el pilar en el que se sostiene nuestra evolución?
Absolutamente, pero hay que matizar esta idea para recordar que se complementa con otras ideas como el neutralismo y la deriva génica, por ejemplo.
Imaginemos a Charles Darwin en el banquillo de la justicia, más o menos como ha ocurrido en EEUU. Si usted fuera su abogado defensor, ¿en qué basaría la estrategia?
En la realidad. Quienes se niegan a ver la realidad abrumadora de la evolución biológica no parecen entender que epidemias como la del sida o el SARS, así como la resistencia a los antibióticos que causan problemas médicos cada vez más agudos, son pruebas contundentes de la evolución biológica. Quienes rechazan, sobre todo en los EEUU, el darwinismo basándo se en una interpretación sesgada del Antiguo Testamento están confundiendo algo que la mayoría de los católicos entienden muy bien, es decir, que haya que distinguir entre la realidad y la representación, sea ésta literaria, artística o metafórica de la realidad.
Creacionismo o diseño inteligente, ¿tanto monta, monta tanto?
No son ni teorías científicas ni propuestas religiosas. Son manifestaciones grotescas de una postura ideológica y política extraordinariamente conservadora. Es una pena que existiendo la posibilidad de hacer debates filosóficos con pensadores religiosos de una sofisticación extraordinaria, los promotores del diseño inteligente, que es una teología instantánea como el Nescafé, sean tan audibles. Los interlocutores que los científicos debemos buscar para discutir la compleja interacción entre ciencia y religión no se encuentran, desde luego, entre fanáticos semianalfabetos.
¿Dónde radica la trampa en los argumentos que esgrimen estas corrientes?
En la presentación parcial de la realidad o, en algunos casos, en su negación total.
¿El peligro de corrientes como las anteriores radica no tanto en que quieran imponerse a teorías como la de la evolución, como en lograr que ambas se muestren en igualdad de condiciones?
Comparar al diseño inteligente con la teoría de la evolución es equivalente a comparar las premisas de la Geología contemporánea con la idea de que la Tierra es plana.
¿Qué actitud está mostrando la jerarquía de la Iglesia católica ante este debate?
Ni la Iglesia Católica ni su jerarquía son entidades monolíticas. Yo he disfrutado conversaciones espléndidas y divertidas con cardenales, curas y obispos que defienden la idea de la evolución, pero hay que recordar que existen también sectores más que conservadores, profundamente reaccionarios. Con su pan se lo coman. Yo prefiero a curas como el Padre George Coyne, quien fue hasta unos meses director del Observatorio Vaticano, el astronómico, no el periódico, puesto al que renunció por razones de salud, y que es uno de los defensores más acérrimos y lúcidos de la teoría evolutiva que conozco.
¿Percibe usted pasividad por parte de responsables políticos educativos ya sea en Latinoamérica o en Europa, como si estas corrientes fueran cosa sólo de la peculiaridad de EEUU?
No se puede generalizar. A pesar de los excesos propagandísticos, de políticos como el ex presidente Fox, de México, que hacía de su asistencia dominical a misa un espectáculo bochornoso, México es una sociedad donde el laicismo tiene un arraigo profundo. Nosotros enseñamos desde la escuela primaria la teoría evolutiva, y nadie lo discute. Francia, por ejemplo, es un ejemplo espléndido de una sociedad laica, y es evidente que la sociedad española reconoce el derecho a la libertad de creencia y la diferencia entre el ámbito privado de lo religioso. Claro que hay que recordar que en España un sector numeroso de la jerarquía religiosa fue una aliada poderosa del franquismo.
¿Empecinarse en discutir el origen de la vida con fanáticos del diseño inteligente es un error o, al revés, debe ser un compromiso de todo científico?
El compromiso académico de los científicos debe ser con la verdad y con la idea de divulgar teorías, avances y dudas. Para citar de nuevo a Sagan, divulgar la ciencia es parte de la democratización del conocimiento.
¿Resulta difícil a nuestras sociedades librarse de Dios?
Yo creo que todas las sociedades deben generar el marco que permita la libertad de creencias reconociendo la pluralidad de ideas, que incluye la libertad de vivir en forma completamente secular. Ello implica la necesidad de reconocer que el laicismo es la forma más democrática en que se puede organizar una sociedad y que ello libera a las distintas iglesias y religiones de los posibles abusos políticos.
Agnósticos o no, se suele decir que todos creemos en algo. ¿En qué cree un darwiniano como Antonio Lazcano?
Pues no sé quien dijo eso, pero sin duda alguna es una afirmación excesiva. Siguiendo el ejemplo del doctor Pangloss, yo mantengo mi fe en el humano, y en un agnosticismo liberador, pero que cada quien crea en lo que quiera. Hay que darle a Dios lo que es de Dios, al César lo que es del César, y a Darwin lo que es de Darwin.
antonio lazcano araujo
bioquÍmico experto en el origen de la vida
Mexicano, descendiente de vascos, es presidente de la Sociedad Internacional para el Estudio del Origen de la Vida. En 2005, este bioquímico de la Universidad Autónoma de México fue uno de los 11 científicos seleccionados por la revista «Science" para publicar un artículo en el 125 aniversario de la publicación. Ayer estuvo en Bilbo para celebrar el Día de Darwin.
El «chapopote" y el «chapapote"
¿Qué papel juega la llamada «sopa prebiótica"?
Fue en 1924 cuando Alexander Oparin propuso en un pequeño libro que los primeros seres vivos se habían formado a partir de la llamada sopa primitiva, constituida por compuestos orgánicos disueltos en los mares de la Tierra primitiva recién formada. La selección natural opera en sistemas en donde haya replicación, variación y herencia. En la sopa primitiva seguramente existieron muchos compuestos de distinto tipo, pero persistían debido a razones de estabilidad fisicoquímica o a la facilidad de su síntesis. Una vez que surgieron sistemas capaces de multiplicarse con variación, apareció la selección natural.
Hablamos del caldo de cultivo de la selección natural.
Sí, absolutamente. Para que haya selección natural necesitamos que haya multiplicación (replicación) con variación. Sobre esa variación actuará la selección natural, en el sentido clásico, evitando que los mutantes menos adaptados a las presiones de selección desaparezcan. En cambio, en la sopa primitiva tendríamos la persistencia o no de compuestos orgánicos exclusivamente debido a factores físico-químicos.
Y la selección natural viene matizada por nuevas ideas como la del neutralismo o la deriva genética.
Así es. La idea de neutralismo y deriva se refiere a un fenómeno similar, en el cual puede haber mutaciones que no afectan la supervivencia del individuo que la sufre. Por ejemplo, una mutación puede dar origen a un cambio en un aminoácido de una proteína, pero si el aminoácido es similar, no se afectarán las propiedades estructurales o catalíticas de la proteína. Permítame un ejemplo: El termino «chapopote", que es de raíz azteca, se usa en México para referirse a lo que en España se llama «chapapote" y que, tanto unos como otros, entendemos muy bien de qué se está hablando. Es decir, el cambio de la segunda vocal (o>a), no afecta al significado. Otro ejemplo sería «cacahuate" y «cacahuete". J.V.