28.9.08

La Iglesia de Inglaterra pide disculpas a Darwin 200 años después.


ABC, 16-IX-2008
EMILI J. BLASCO.



«Charles Darwin: 200 años después de tu nacimiento, la Iglesia de Inglaterra te pide disculpas por haberte malentendido y, siendo equivocada nuestra primera reacción, fomentamos que aún otros te malentendieran». La Iglesia Anglicana difundió ayer este comunicado en un intento de cerrar el paso al creacionismo, movimiento que rechaza frontalmente la evolución e insiste en una lectura literal del Génesis y que ha comenzado a hacer pie en el Reino Unido, en un debate que está dividiendo a algunas de las instituciones científicas de mayor tradición del país.
La declaración, elaborada por el director de Misión y Asuntos Públicos de la Iglesia de Inglaterra, el reverendo Malcolm Brown, indica que la próxima celebración del bicentenario del nacimiento del inglés Charles Darwin y del 150 aniversario de la publicación de su obra «Sobre el origen de las especies» constituye una oportunidad para mirar con perspectiva las relaciones entre el naturalista y la Iglesia Anglicana. Ésta no da como verdad dogmática el evolucionismo, pues se trata de una verdad que le corresponde establecer a la ciencia, pero recuerda que esa teoría «no contradice en nada las enseñanzas cristianas».
Estudios de sacerdote
Darwin fue bautizado anglicano e incluso llegó a estudiar para sacerdote, pero luego se alejó de la fe. Su teoría de que las especies han evolucionado a través de los siglos en un proceso de selección natural le llevó al conflicto con las autoridades eclesiásticas.
La declaración viene a entender también, sin justificarla, la reacción de la Iglesia, dado que la teoría era presentada por diversos evolucionistas como opuesta a la religión y fue instrumento de combate contra ésta. Aunque Darwin no excluyó la posibilidad de un Dios Creador, sus ideas pusieron a la Iglesia a la defensiva.
Según Malcolm Brown, en el debate de hace 150 años se cayó por parte de la jerarquía anglicana en una reacción emocional, no intelectual. La figura eclesiástica que entonces más combatió a Darwin fue el obispo de Oxford, Samuel Wilberforce, que en un intenso debate celebrado en 1860 preguntó a uno de los científicos defensores de la evolución si era a través de su abuela o de su abuelo que descendía del mono.
«Pero si las ideas de Darwin necesitaron una vez ser rescatadas de una actitud religiosa a la defensiva, también pueden tener que ser rescatadas ahora de algunos entusiastas de esas ideas», advierte Brown en relación a quienes desde el ateísmo atacan la existencia de Dios y la Creación escudándose en el evolucionismo.
La disculpa de la Iglesia Anglicana, que ya hace dos años pidió perdón por su aceptación de la esclavitud, fue ridiculizada por un descendiente de Darwin. Andrew Darwin indicó que «cuando se produce una disculpa doscientos años después, no se trata tanto de quién estuvo equivocado o tuvo razón, sino de que se sienta mejor la organización o la persona que se disculpa».
Evolución y ateísmo
Por su parte, el obispo anglicano Lee Rayfield indicó que evolución y ateísmo no son lo mismo y que es algo que no sólo hay que recordárselo a los ateos, que vuelven la evolución en contra de la Iglesia, sino también a los grupos evangélicos que rechazan cualquier aportación científica que niegue la literalidad de la Biblia.
La promoción del creacionismo, que hasta ahora ha sido un fenómeno fundamentalmente de grupos cristianos en EE.UU., se está produciendo ahora en el Reino Unido. El debate lo ha comenzado definitivamente una de las principales instituciones científicas del país, la Royal Society, cuyo responsible para educación, Michael Reiss, ha propuesto que en las clases de ciencia también se hable del creacionismo, si es que los alumnos sacan el tema, con el fin de dejar claro que se trata de un planteamiento que no se corresponde con la ciencia, si bien sin «denigrar o ridiculizar» las creencias de los alumnos.
Esta propuesta ha sido rechazada rotundamente por otras personalidades de la Royal Society y de la comunidad científica, que indican que en las clases de ciencia no hay lugar para tratar de religión.

Las rocas más viejas de la Tierra

BBC-Mundo 27-IX-2008
James Morgan BBC, Ciencia

Las rocas podrían tener más de 4.200 millones de años.
Las rocas mas viejas de la Tierra, con una edad de 4.280 millones de años, han sido encontradas en las costas de la bahía de Hudson en Canadá.
Escribiendo en la revista Science, un equipo informa que encontró una muestra de roca Nuvvuagittuq que es 250 millones de años mayor en antigüedad que cualquier otra roca conocida.
Podría incluso contener evidencia de actividad por formas antiguas de vida.
De ser así, sería la evidencia más temprana de vida en la Tierra, pero el coautor, Don Francis, advirtió que esto no estaba probado.
El profesor de geología, basado en la Universidad McGill de Montreal, añadió que "nadie ha encontrado esa señal en ningún otro lugar de la Tierra".
"Originalmente, pensamos que las rocas tenían tal vez 3.800 millones de años de antigüedad".
"Ahora hemos llevado a la corteza de la Tierra cientos de millones de años atrás. Esa es la razón por la que todo el mundo está tan emocionado", agregó.
Las rocas antiguas actúan como una cápsula de tiempo.
Ofrecen claves químicas para ayudar a los geólogos resolver los misterios persistentes acerca de cómo se formó la Tierra y cómo surgió la vida.
Pero la mayoría de la corteza inicial de nuestro planeta ya había sido triturada y reciclada al interior de la Tierra varias veces por movimientos tectónicos.
Antes de este estudio, las rocas enteras más antiguas provenían de un cuerpo de 4.030 millones de años conocido como Acasta Gneiss, en los Territorios Noroccidentales de Canadá.
Las únicas cosas que se conoce son más antiguas son los granos minerales llamados zircones, provenientes del occidente de Australia, que datan de hace 4.360 millones de años.
Rango de fechas

Las rocas podrían contener la más temprana evidencia de vida en la Tierra.
El profesor Francis estaba buscando pistas acerca de la naturaleza del manto terrestre de hace 3.800 millones años.
Junto con su colega Jonathan O´Neill, de la Universidad McGill, viajaron a la remota tundra en la ribera oriental de la Bahía de Hudson, en el norte de Quebec, para examinar una porción del corredor de Nuvvuagittuq.
Enviaron muestras para análisis químico a científicos en el Instituto Carnegie de Washington, que estableció la fecha de las rocas al medir isótopos de los elementos raros terrestres neodimio y samario, que se desintegran a través del tiempo a una tasa conocida.
La edad de las rocas más viejas, conocidas como falsa anfibolita, fue establecida en el rango de 3.800 a 4.280 millones de años de edad.
"4.280 millones es la cifra por la que me inclino", dice Francis.
"Podría ser que la roca fue formada hace 4.300 millones de años, pero entonces fue reintegrada en otra formación rocosa hace 3.800 millones de años. Esa es una distinción difícil de establecer".
La misma unidad rocosa contiene estructuras geológicas que podrían haberse formado solamente si formas tempranas de vida estaban presentes en el planeta, sugirió el profesor Francis.
¿Hábitat temprano?

La presencia de minerales raros como selenio es utilizada para medir la edad de las rocas.
El material muestra una formación de banda de hierro, bandas delgadas, similares a cintas, alternando entre cuarzo y magnetita.
Esa característica es típica de roca precipitada en conductos hidrotérmicos del mar profundo, que han sido sugeridas como hábitat potencial para la vida temprana en la Tierra.
"Esas cintas podrían implicar que hace 4.300 millones de años, la Tierra tenía un océano, con circulación hidrotérmica", dijo Francis.
"Ahora, algunas personas creen que para que la precipitación funcione, también se necesitan bacterias".
"Si esto fuera cierto, entonces esta sería la evidencia más antigua de la vida".
"Pero si yo fuera a decir eso, habría gente gritando y diciendo que no hay evidencia fuerte".
Afortunadamente, los geólogos han empezado a buscar ya por esa evidencia, en rocas similares encontradas en Groenlandia, cuya edad fue establecida en 3.800 millones de años.
"Lo mejor de nuestro descubrimiento, es que llevará a personas aquí en el Lago Hudson a llevar a cabo estudios especializados y ver si había vida aquí o no", dice Francis.
"Independiente de eso, o de la edad exacta de las rocas, lo emocionante es que hemos vista una impronta química que nunca había sido vista antes. Eso por si solo hace que este sea un descubrimiento emocionante".