16.11.07

La genética es clave en una de cada tres personas violentas

El País 13/11/2007

Emil F. Coccaro investiga el origen de la agresividad impulsiva y su tratamiento con fármacos y psicoterapia
JOAN CARLES AMBROJO - Barcelona -

¿Por qué ciertas personas son tan violentas? ¿Se nace o se hace uno violento? Emil F. Coccaro, jefe del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de la Escuela Pritzker de Medicina en la Universidad de Chicago, trata de responder a estas cuestiones desde la década de 1980.

El Prozac consigue calmar a los menos agresivos, pero no a los más violentos
Un gen relacionado con la serotonina se asocia a la violencia y a la depresión
Emil F. Coccaro ha estudiado la agresividad en 200 pares de gemelos
En ensayos clínicos administró a un grupo de personas violentas fluoxetina (comercializado como Prozac, un fármaco para tratar la depresión). El resultado fue que podía calmar a los individuos menos agresivos al incrementar los niveles de serotonina, un neurotransmisor cerebral (regula la transmisión entre neuronas). Sin embargo, hasta ahora, la fluoxetina no puede aplacar el comportamiento de las personas más violentas.
Ahora, el equipo que dirige Coccaro ha comenzado a analizar los datos recopilados durante cinco años para un ambicioso estudio sobre la heredabilidad de la violencia y los efectos de la serotonina en pacientes gemelos. Su equipo ha seleccionado de entre la población normal de Pensilvania, en Estados Unidos, a 1.500 parejas de gemelos. El estudio biológico llevado a cabo en el laboratorio de Chicago se ha visto reducido a 200 parejas de gemelos por problemas logísticos.
Los primeros análisis indican que en alrededor del 30%- 40% de las personas que participaron en el estudio, la violencia tiene un componente genético clave, según Coccaro. Existe una gran controversia sobre el origen de la violencia, pero este investigador tiene claro que tanto la genética como el entorno son responsables. Coccaro impartió la semana pasada en Barcelona una conferencia organizada por la Obra Social de La Caixa sobre el cerebro violento.
La administración de fluoxetina a personas muy violentas produce efectos muy variables: "El 30% de individuos muy agresivos dejaban de serlo; el 45% mejoraba su comportamiento, y en el resto mejoraban los síntomas pero seguían siendo personas que teníamos que considerar agresivas", explica Coccaro.
¿Por qué no funciona la fluoxetina con las personas más violentas? "Pensamos que estos individuos tienen problemas fundamentales en el sistema neurotransmisor de serotonina del cerebro. Este sistema puede estar tan dañado que los medicamentos no pueden actuar. Es algo parecido a lo que sucede en la enfermedad de Parkinson: las células de dopamina mueren y el fármaco no funciona porque no hay nada sobre lo que pueda trabajar".
El gen que codifica el transportador de serotonina tiene diversas versiones; según como sea este transportador puede producir depresión o violencia. Los que padecen depresión tienen bajos los niveles de serotonina y de norepinefrina, otro neurotransmisor. En cambio, los pacientes agresivos tienen bajo el nivel de serotonina, pero tienen un nivel normal o alto de norepinefrina. "Comparado con un vehículo, la serotonina sería el freno y la norepinefrina, el acelerador: en un paciente depresivo no funciona ni el freno ni el acelerador, el coche no se mueve, está apagado. En una persona agresiva, el freno no funciona pero el acelerador funciona bien o va muy rápido", explica Coccaro.
El grupo de este psiquiatra también está realizando estudios de neuroimagen y psicológicos sobre el procesamiento emocional en personas agresivas y también en personas de comportamiento normal. "A ambos grupos les mostramos fotos de expresiones emotivas, de caras, y hemos observado que en las personas agresivas se activa más la amígdala cuando se les muestra la fotografía de la cara de una persona enfadada, y no se activa tanto el freno emocional en la parte frontal del cerebro; es decir, la conexión entre ambas partes no es tan fuerte y entonces funciona más el acelerador y menos el freno".
La amígdala aceleradora
En la gente normal sí que funciona este sistema, y aunque haya más actividad de la amígdala [el acelerador del comportamiento agresivo], también se incrementa la actividad del freno, que compensa el exceso de actividad de la amígdala, dice. "Con el tratamiento farmacológico con fluoxetina, por ejemplo, que calma la actividad de la amígdala, hemos visto que existe una relación fuerte entre la baja actividad de la amígdala y un descenso en la agresividad".
Al haber realizado este estudio con pocos individuos, el grupo ha solicitado financiación pública para realizar otro ensayo con un mayor número de pacientes", añade.

La furia intermitente
Los arranques de ira potencialmente violentos y desproporcionados, como la furia al volante, son cada vez más habituales en la población. Quienes sufren estos estallidos de rabia al menos tres veces al año y acaban hiriendo a otra persona o rompiendo objetos son diagnosticados con un trastorno explosivo intermitente, que puede iniciarse en la adolescencia y predisponer a otras enfermedades mentales, como la depresión o el alcoholismo.
Se pensaba que era un trastorno poco común, pero un estudio de las universidades de Harvard y Chicago de 2006 en el que participó el psiquiatra Emil F. Coccaro reveló que puede afectar hasta el 7,3 % de los adultos estadounidenses. Coccaro cree que es un trastorno infradiagnosticado o que se puede confundir con otros. El mayor ritmo de vida, la presión social que padecen muchas personas y el estrés están potenciando el trastorno explosivo intermitente, añade Coccaro.
Informado sobre la actualidad española, este psiquiatra pone como ejemplo de detonante el continuo mal funcionamiento de los trenes de Cercanías en Barcelona, un calvario para muchas personas que tienen que madrugar más para llegar a tiempo a su trabajo. "La persona predispuesta se levanta de la cama sabiendo que va a tardar mucho más; está mucho más cerca del límite de explosión", dice. La psicoterapia de la ira, los antidepresivos y otros fármacos que estabilizan el humor permitirían aumentar el umbral de la reacción.

Hallan en África restos de una mandíbula de una nueva especie de gran simio

El País 13/11/2007

Los fósiles, de 10 millones de años, pertenecerían a la especie más cercana a la del ancestro común de gorilas, chimpancés y humanos
AGENCIAS - Madrid


Un grupo de investigadores japoneses ha descubierto un hueso de mandíbula de 10 millones de años en África que podría pertenecer a la especie de simio más cercana a la del ancestro común de gorilas, chimpancés y humanos. Los científicos han descubierto la mandíbula en Kenia junto con otros 11 huesos en depósitos de restos de fango volcánico en la región de Nakali. La última vez que se descubrió un fósil de homínido de este mismo periodo en Kenia fue en 1982.

Los fósiles de esta época son tan raros que algunos investigadores han propuesto que el último ancestro común podría haber regresado de Europa o Asia, pero los descubrimientos de Yutaka Kunimatsu y sus colaboradores, que se aparecen publicados en la última edición de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences , indican que el ancestro de los grandes simios y humanos africanos probablemente evolucionó en Africa.
La nueva especie, denominada "Nakalipithecus nakayamai", se asemeja al anterior candidato que se pensaba era el más cercano al ancestro común, el "Ouranopithecus macedoniensis", de Grecia. Según los investigadores, varios detalles de la dentición, que indican una dieta menos especializada que la del "Ouranopithecus", colocan al "Nakalipithecus" en un género propio.
La localización del hueso de mandíbula sugiere a los científicos que el tamaño del simio estaría entre el de una gorila hembra y un orangután hembra, y se alimentaría de nueces, semillas y fruta.
“De momento, sólo tenemos algunos fragmentos de mandíbula y algunos dientes, pero esperamos encontrar otras partes del cuerpo en futuras investigaciones. Estamos pensando en volver el próximo año y entonces trataremos de encontrar huesos por debajo del cuello que nos puedan decir cómo se movía el animal”, aseguró Yutaka Kunimatsu a Reuters en una conversación telefónica.

Logran clonar por primera vez embriones de simios adultos


Terra Ciencia 14/11/2007


Científicos de Estados Unidos y China han conseguido crear por primera vez embriones clonados a partir de simios adultos, algo que se había logrado en otros animales, aunque no en primates.Según publica hoy la revista "Nature", un equipo de científicos dirigido por Shoukhrat Mitalipov, investigador del Centro Nacional para la Investigación sobre Primates de Beaverton, ha conseguido, en colaboración con un grupo chino, crear embriones clonados a partir de catorce ejemplares de macaco rhesus, de diez años de edad.En concreto, los investigadores han conseguido obtener en el laboratorio células cardíacas y neuronas cerebrales maduras, tras extraer células de embriones clonados.Mitalipov y su equipo introdujeron un método nuevo de manipulación de los óvulos de primate extrayendo el núcleo de un óvulo no fecundado e insertando en su lugar el de una célula madura de la piel de un adulto primate.
Clonación
Los autores del trabajo sugieren que el "éxito" de la investigación en primates podría trasladarse a los seres humanos.En un artículo complementario al trabajo, Ian Wilmut, el "padre" de la primera oveja clonada, "Dolly", y la investigadora Jane Taylor ponen de relieve el "potencial" de las células madre, no sólo en el tratamiento de enfermedades, sino también para comprender la base genética de esas anomalías.Willmut ha indicado que las células madre son "valiosas" para la investigación básica y el desarrollo de fármacos, y que podrían proporcionar nuevas formas de estudiar enfermedades hereditarias.Los autores del trabajo intentaron implantar alrededor de un centenar de embriones clonados en los úteros de madres sustitutas de macaco pero sin lograr que naciera descendencia clonada.Para crear a la oveja "Dolly", el primer mamífero adulto clonado, se necesitaron 277 intentos.

Descubren una nueva especie de dinosaurio en el sótano de un museo de Londres

El Mundo 16/11/2007
LO ENCONTRÓ UN ESTUDIANTE DE DOCTORADO
EDUARDO SUÁREZ
LONDRES.- Amontonado durante 113 años en un sótano triste y lejos de los ojos del público, aquello no era sino un fósil de dinosaurio más en los sótanos del pantagruélico Museo de Historia Natural de Londres. Hasta que se posaron en él hace unos meses los ojos de lince de Mike Taylor, un estudiante de doctorado de la Universidad de Portsmouth.

Mike enseguida supo que allí había algo que no encajaba: "Iba y venía por los pasillos buscando dos huesos muy concretos, pero de pronto encontré esto con una etiqueta que lo identificaba como algo que evidentemente no era. Por supuesto que era una vértebra de un dinosaurio saurópodo, pero había algo que yo nunca había visto antes".

El hallazgo azuzó la curiosidad de Mike, un tipo que se gana el pan como informático –"de algo hay que vivir"- para financiar la gran pasión de su vida: el estudio de los dinosaurios. Taylor ha desarrollado unos conocimientos de profesional en el reconocimiento de fósiles de dinosaurio y en el momento del descubrimiento acudía todos los días al museo para reunir datos en torno a su tesis. Su objetivo era recabar información sobre los saurópodos, un grupo de dinosaurios en el que están incluidos el braquiosaurio o el diplodocus. Los saurópodos eran herbívoros, tenían el cuello muy largo y se alimentaban de las copas de los árboles.

La vértebra que llamó la atención de Mike fue descubierta en 1890 cerca de Hastings por un coleccionista local llamado Philip James Rufford. La catalogó el paleontólogo Richard Lydekker y la etiquetó como 'Morosaurus brevis', un nombre que ya no utiliza la comunidad científica pero que correspondería al camarosaurus, un saurópodo común en América del Norte.


Comparación del tamaño del nuevo dinosaurio con el ser humano. (Foto: Universidad de Portsmouth)
Sin embargo, Mike Taylor se dio cuenta enseguida de que era algo diferente. La sujeción de las costillas, la fórma del canal de la médula, el costado más amplio de lo normal… Eran características inéditas que no conducían al camarosaurus sino a una nueva especie. "He visto tantos huesos de saurópodos", decía Taylor ayer a EL MUNDO, "que la diferencia para mí es muy grande, es como recordar la cara de una persona entre mil, es muy fácil".

El nombre que ha dado a la especie es 'Xenoposeidon proneneukus' y es muy difícil saber de él nada más que su tamaño aproximado. Entre 15 y 20 metros de largo y entre 2.800 y 7.600 kilos de peso. El hallazgo sugiere que los saurópodos son un grupo mucho más diverso de lo que hasta ahora se pensaba. Alrededor de 130 diferentes han sido identificados hasta ahora pero ésta representa probablemente –según la Universidad de Portsmouth- una nueva familia de dinosaurio.

"No creo que sea el único objeto mal catalogado" , dice Taylor, "la gran ventaja que yo tengo respecto a Lydekker es que 113 años de investigación han hecho posible que haya muchos animales con los que comparar este hueso y muchos trabajos de investigación muy útiles".

"Por eso podemos decir hoy", añade, "que la diferencia entre esa vértebra y las de otras especies es suficientemente grande como para decir que no se corresponde con ningún genero ni con ninguna de las actuales especies y que se trata de una familia nueva de dinosaurio".

Mike Taylor ha llevado a cabo su hazaña robándole tiempo al sueño y a su familia –"mi mujer no lo puede entender, pero es muy buena conmigo"-, afanado en lo que define como "la gran pasión" de su vida. "Cuando termine la tesis", dice, "seguiré investigando pero sólo en los ratos libres. No quiero que esto se convierta en un trabajo. ¿Qué si sirve para algo? No lo sé. ¿Para qué sirve escalar una montaña o llegar a Marte? El ser humano busca retos. Esto es una ciencia pero en ocasiones tiene más que ver con el arte".